Todos los que peinamos canas nos acordamos del campeonato mundial de fútbol de 1982, cuando nos invadieron masas exaltadas de europeos.
Una de las cosas que más no llamó la atención fue que bebieran hasta derrumbarse en el suelo, algo que hasta entonces era sumamente insólito en nuestras calles. Caía en desgracia vecinal cualquier familia donde uno de cuyos miembros llegase -alguna vez- a un grado parecido de intoxicación.
El Mundial 82 nos restregó ante las narices una realidad sociológica de Europa que sólo habíamos atisbado parcialmente en centros turísticos muy desarrollados. De pronto, cayeron sobre nuestras calles vomiteras con olor a salmón descompuesto y codillo podrido. En ciertos lugares, como Málaga, los desfiles de trances alcohólicos se enriquecieron gráficamente de un modo tremendo: los borrachos eran escoceses en su mayoría y casi todos vestían “·kilts”… sin nada debajo… y se despatarraban en el suelo como putas por rastrojos. Era de admirar la exposición de penes escoceses que Málaga soportó durante una temporada.
BUENO, PUES YA SOMOS EUROPEOS POR FIN. Los adolescentes españoles, sin ninguna clase de reglas impuestas por sus mayores, se emborrachan los viernes y sábados hasta caer al suelo y frecuentemente morir intoxicados.
Una de las cosas que más no llamó la atención fue que bebieran hasta derrumbarse en el suelo, algo que hasta entonces era sumamente insólito en nuestras calles. Caía en desgracia vecinal cualquier familia donde uno de cuyos miembros llegase -alguna vez- a un grado parecido de intoxicación.
El Mundial 82 nos restregó ante las narices una realidad sociológica de Europa que sólo habíamos atisbado parcialmente en centros turísticos muy desarrollados. De pronto, cayeron sobre nuestras calles vomiteras con olor a salmón descompuesto y codillo podrido. En ciertos lugares, como Málaga, los desfiles de trances alcohólicos se enriquecieron gráficamente de un modo tremendo: los borrachos eran escoceses en su mayoría y casi todos vestían “·kilts”… sin nada debajo… y se despatarraban en el suelo como putas por rastrojos. Era de admirar la exposición de penes escoceses que Málaga soportó durante una temporada.
BUENO, PUES YA SOMOS EUROPEOS POR FIN. Los adolescentes españoles, sin ninguna clase de reglas impuestas por sus mayores, se emborrachan los viernes y sábados hasta caer al suelo y frecuentemente morir intoxicados.