sábado, 30 de marzo de 2013

3 abril, comienzo mis charlas sobre EL OFICIO DE NOVELISTA.


Miércoles 3 abril, comienzo mis charlas sobre
EL OFICIO DE NOVELISTA.


3 de abril, LA FABULACIÓN´
11 de abril, OFICIO Y PLANIFICACIÓN
17 de abril, EL ARTE DE ESCRIBIR

 ATENEO DE MÁLAGA
 Calle Compañía, 2,
Teléfono:952 22 40 02

lunes, 25 de marzo de 2013

El miuércoles 3 de abril, hablaréen el ATENEO DE MÁLAGA


CUENTOS DE MI BIOGRAFÍA 16- Olga



CUENTOS DE MI BIOGRAFÍA   
16- Olga

Xico y su madre se habían obcecado en São Paulo con la convicción de que Luis era médium, y ahora se veía de repente obligado a revivir ese desatino a todas horas, aunque le pareciera una insensatez. Evocaba los ruegos y lisonjas de Xico, porque Olga le hacía recorrer a diario rincones de sí mismo que ni sabía que existiesen.

Al principio, fue sólo como cuando dos personas entonan al mismo tiempo una canción, por casualidad. Experimentaban coincidencias de esta clase con frecuencia creciente. Cantaban repentinamente a la vez, decían una palabra al unísono, se encontraban en sitios y horas desacostumbradas como si se hubieran citado… Según pasaban los días y semanas, la sintonía parecía agudizarse; y llegó a un punto en que no tuvieron más remedio que hacerse preguntas.

Olga era gallega, de Vigo, pero su nombre y su apariencia confundían a la gente. Pese a que los gallegos se declaran de origen celta, no abunda en Galicia la gente rubia, aunque sí las pieles exageradamente blancas. Olga era esbelta, de estatura algo superior a la media, con pelo de color panocha y ojos verde claro. Muchos la creían eslava o,  más concretamente, rusa. No era demasiado guapa, aunque no cabían dudas de su atractiva armonía. Ni de la energía y poder que irradiaba. 

-Eres una especie de pararrayos, Luis –dijo Olga una tarde-. Cada vez que tengo una idea, en pocos segundos tú la asimilas y me hablas de ella.

Luis la examinó un momento, para convencerse de que no bromeaba. Ella parecía convencida y confiada.

-¿Crees en la parapsicología, Olga?

-Hasta ahora, no. Pero nos están pasando cosas, Luis. ¿Cómo las llamarías tú?

Luis sentía una desagradable opresión en el ánimo cada vez que se permitía hacerse esa clase de preguntas. El desconcierto le impedía entonces cavilar con tino.

-Me cuesta mucho formarme imágenes mentales sobre estas cuestiones, porque llegan a darme miedo. En Brasil, un amigo y su madre, que eran de Umbanda, se empeñaron en afirmar que yo soy médium.

-¿Qué es Umbanda?

-Una religión animista de origen africano, muy extendida en Brasil. Una mezcla extraña de creencias primitivas confundidas con doctrinas católicas, cuya imaginería utiliza dándole nombres distintos. Creo que la Umbanda tiene mucho que ver con la santería cubana y el vudú antillano; al menos, asignan a sus dioses prácticamente los mismos nombres. Yo no me fie nunca de las verdaderas intenciones de la madre y el hijo, pero aquellas dos personas hicieron esfuerzos exagerados porque yo participara de sus ritos.

-¿Llegaste a creer que eras médium de verdad?

-¡Qué va! Pero no creerías las cosas que ellos llegaron a hacer ni las influencias que movilizaron para tratar de convencerme. Yo siempre temí que se tratase de encerronas para practicar sexo conmigo; un temor basado en unos hechos que entonces me parecían significativos, sobre todo por parte del hijo, que era un veinteañero muy guapo, seductor, rico y triunfador social, que a pesar de tales condiciones se mostró durante meses ansioso de conseguir mi... tal vez amor o... no sé. Aunque ahora sospecho que el propósito era al revés, que trataban de atraerme a sus convicciones con sexo. Y que les importaba de verdad contar con mis supuestas facultades.

-¿Y nunca consideraste ceder en lo del sexo?

Luis frunció los labios. Le inquietaba el miedo a que Olga le pidiera sexo en el momento más inesperado. Un miedo que lo paralizaba a medias casi todas las tardes, pese a que pasaba la mayor parte del día anhelando que llegase la hora de la cita con ella, que a veces ni siquiera la habían acordado pero siempre sabía que se produciría. En Brasil, había estado a punto de ceder muchas veces, sobre todo aquella noche en Umbanda, cuando Xico y Rico hurgaban por su cuerpo mientras él penetraba a la bella Vilma. Recordaba la escena como si la hubiera soñado, a pesar de cual era capaz de distinguir el apasionamiento sincero pero algo ingenuo y miope de Xico, que competía con la demoniaca sabiduría de Rico, capaz de encontrar en un cuerpo humano resortes insospechados de excitación. También durante aquel rito de Umbanda había vencido buena parte de sus miedos, y reconocía que los tres hubieran podido hacer con él lo que quisieran, fuese lo que fuese, si se lo hubieran pedido. Pero no lo hicieron. Solamente actuaron. En silencio. Como en un cuento de misterio. En vez de responder la pregunta de Olga, Luis preguntó a su vez:

-¿Te parece que deberíamos hacer algo para confirmar todo esto?

-Creo que sí, Luis. Se me ocurre una idea. Tú y yo solemos despertar alrededor de las 7. Esta noche, pon el despertador para que suene cerca de las 7, pero algunos minutos antes o después. Piensa en mí, mandándome despertar. En seguida, me llamas por teléfono, y me indicas el minuto concreto del mandato. Si coincidiese más de dos o tres días, es que somos telépatas o algo así y habríamos alcanzado una clase científica de convicción. ¿Estás de acuerdo?

Lo probaron todos los días de la semana siguiente, sin que la hora indicada por ambos coincidiera jamás. Luis la llamaba, ella le daba las gracias y, al comparar los datos, confirmaban el fracaso. Una tarde, mientras esperaban la hora del ensayo en el teatro de la Hermandad Gallega, Olga propuso:

-He leído que hay telépatas activos y pasivos. O sea, que algunos son más potentes para emitir mensajes y otros, para recibirlos. A lo mejor es que tú eres buen receptor pero no emisor. Deberíamos probar al revés. Seré yo quien te llame. ¿Te parece?

A la mañana siguiente, Luis estaba convocado a las ocho y cuarto por la dirección de la agencia para una reunión “brainstorm”. Tras desconectar el despertador, se fue a dormir con mucha prevención, temiendo llegar tarde a la reunión. Pero lo que ocurrió marcó profundamente la totalidad de su relación con Olga. Al despertar, dio un salto y se miró a sí mismo con desconcierto, de pie en medio de la habitación; eran las 7 y tres minutos. Al instante, sonó el teléfono; Olga confirmó la hora: 7 y tres minutos. Ocurrió lo mismo los siguientes ocho o diez días, fomentando el asombro de los dos. Luis saltaba de la cama como movido por potentísimos resortes, y no despertaba del todo hasta que no se encontraba de pie, tambaleante y desconcertado. Estaba claro que él era el receptor y que la potencia emisora de Olga era formidable.

Llegó a parecer evidente que estaban en sintonía mediante mecanismos cerebrales que no conocían ni encontraban explicación en lugar alguno, por mucho que leyeron y preguntaron; y hasta fueron a consultar a un famoso psicoanalista. Con el tiempo intentaron nuevos métodos de comunicación, mientras las evidencias despejaban del todo sus dudas.

-He leído que la comunicación se produce mejor cuando uno de los dos no está despierto del todo –arguyó Olga-. Recuerda que te despierto sólo cuando estás en lo que podríamos llamar “duermevela”.

Olga era la encargada de una agencia de viajes de tamaño medio. Luis solía viajar a España una vez por año, y aprovechaba el cruce del Atlántico para visitar varios países de Europa cada vez;  de lo que ya habían conversado a fin de que ella eligiera una ruta para la siguiente ocasión. Pero un importante cliente de la agencia hizo una propuesta insólita e inesperada; necesitaba que uno de los creativos (eran tres quienes atendían a este cliente, “La Vivienda, Entidad de Ahorro y Préstamo”) viajase por varios países de América y Europa, visitando oficinas de ahorro y préstamo, para reprtoducir los métodos físicos de mejor comunicación directa con los clientes. De los tres creativos, la dirección de la agencia consideró que Luis, por su biografía, era el más indicado para la misión. Le propusieron viajar a Argentina, Brasil, seis estados de EE.UU., Francia, Italia y España. No le ponían límite alguno en cuanto a costos, pero él indicó que contratasen los desplazamientos y los hoteles con la agencia de Olga. Esta preparó meticulosamente la ruta, cuyo precio resultó mucho menor de lo que la publicitaria había calculado.

Empezó por Brasil, donde le recibió en el aeropuerto la presidenta de la asociación bancaria, cuyo chófer lo trató en el desplazamiento hasta el hotel como si él fuera un ministro. La encopetada señora portaba un regalo: un paquete con seis kilos de café de diferentes procedencias regionales y variadas presentaciones. En el momento de coger la decoradísima bolsa, Luis se preguntó a quién regalársela, porque no podía continuar un viaje que iba a durar treinta y dos días llevando tal lastre.

La visita a Brasil incluía dos días en São Paulo y otros dos en Río, que Luis aprovechó para hartarse de feijoada y vitaminas, un batido a base de papaya y leche. Llamó a Xico, que le habló con vehemencia:

-¿En qué hotel estás? Llamo a Rico, cogemos el helicóptero y estamos ahí dentro de un par de horas.

-No puede ser, Xico. No creo que me alcance el tiempo para todas las oficinas bancarias que tengo que visitar en dos días.

-¿Será igual en Rio?

-Bueno, Río no es tan complicado como São Paulo y allí el programa me parece un poco menos intenso.

-Entonces, dime el hotel donde vas a pernoctar en Río. Iré en avión pasado mañana y no me digas que no.

Luis no opuso contra alguna. Ya tenía a quien regalar la bolsa de café. Al instante siguiente, sintió una opresión profunda en las sienes, de modo que tuvo que correr al baño para mojarse la cabeza. Debía llamar a Olga.

-Has tardado un poco –dijo ella-; llevo casi una hora pidiéndote mentalmente que me llames.

-¿Ocurre algo malo?

-No, qué va. Mis jefes están maravillados porque estemos haciendo este negocio con tu agencia; no paran de decirme que averigüe cómo te está yendo.

-Pues muy bien. Hoy me han regalado seis kilos de café, que voy a tener que regalar también, imagina.

-Llámame en cuanto llegues a Buenos Aires; tienes que ver a alguien.

-¿Quién?

-Ya te contaré.

Cuando Xico lo abrazó en el hall de un gran hotel de Copacabana, Luis descubrió cuánto había cambiado su pecho en menos de un año. No sintió prevención por el codicioso abrazo de Xico, ni se sorprendió en evidencia al constatar las miradas que los envolvían. Respondió el abrazo con sinceridad. Pero se había transformado en muchos sentidos. Su miedo se había aminorado y algo nuevo estaba creciendo en su ánimo. ¿Sería a causa de Olga?

Xico pareció notar el cambio. Retrocedió un paso para examinar detalladamente a Luis, y no pidió lo que este recelaba que le pidiese.

-Tengo rito esta noche, Luis. No puedo quedarme aquí. ¿Volverás pronto a Brasil?

Era un adiós definitivo. Nunca lo volvería a ver.

La persona que Olga le mandó al hotel en Buenos Aires era una prima suya, Inés, mujer de mediana edad, bella, casada, que llegó acompañada de su hijo adolescente. No supo por qué, pero a Luis le recordaron de inmediato a Xico y su madre. Merendaron morosamente, hablando de banalidades, mientras Luis permanecía alerta tratando de descubrir por qué Olga les había puesto en contacto. El joven se mostraba ausente, sin parar de mirar de reojo a su madre, como si esperase algo.

-¿Nunca te había hablado Olga de mí? -preguntó Inés.

Luis vaciló un instante, preguntándose si debía mentir por cortesía. La realidad era que Olga no le había dicho nada sobre esa mujer nunca, ni en Caracas ni la noche anterior, cuando marcó telefónicamente el encuentro.

-¿Sabes lo que son las meigas?

Luis no estaba seguro, pero notó que el alerta volvía a su ánimo. Observó que el chico miraba a su madre con expresión extraña

-No del todo…

-Meigas son las sílfides celtas. Sobrevivimos algunas en Galicia y nos llaman brujas.

Luis bajó la mirada hacia su regazo, para eludir las de sus interlocutores. Estaba ocurriendo algo curioso en la mente del muchacho, según los visos de su mirada,
.

-Olga también es bruja, pero ella no quiere admitirlo –aseguró Inés-. Sin embargo, me ha pedido que investigue si tu espíritu se encuentra en nuestra misma sintonía. Agarra las manos de mi hijo.

Luis notó que el chico sudaba copiosamente. Inés había sacado del bolso un mazo de cartas muy voluminoso, equivalente a dos o tres juegos completos, y lo barajaba con mucha concentración.

-Corta –ordenó Inés a su hijo.

-Espadas… -murmuró Inés.

Era un nueve de espadas; Luis lo halló sorprendente, pues creía que la numeración llegaba sólo al siete, pasando a la sota a continuación.

-Elige uno de los dos montones –indicó Inés- y vuelve a cortar, ahora tú, porque los fluidos que transmites a mi hijo se han borrado.

Ahora apareció un seis de espadas. La expresión de Inés resultaba inescrutable, pero su hijo tenía terror en la mirada.

-Hum… No viajes esta noche, Luis.

-No es esta noche cuando tengo programado el viaje, sino pasado mañana.

-Ah –exclamó Inés-. Entonces tengo que hacerte un trabajo hoy sin falta, en tu cuarto. No salgas esta tarde y espera que volvamos a las siete y media.

Había muchos programas de cotilleo en la televisión, presentados por mujeres muy llamativas, que parecían famosas. Telefoneó dos veces a Olga, para intentar que le explicase lo que hubiera pedido a Inés, pero no soltó prenda. Durmió un par de horas de siesta, y cuando llegó la hora que Inés había propuesto, volvió a sentirse en guardia.

Inés vestía muy diferente. Por la mañana, tenía el aspecto esperable en una señora porteña casada de mediana edad. Esa tarde se presentó bajo una túnica que parecía un poncho andino recrecido por los faldones.
 
-Desnúdate –ordenó Inés a su hijo en cuanto Luis les franqueó la entrada a la habitación-. Y tú también, Luis. Y métete en la boca un par de hojas de estas, pero no te las tragues; mastícalas suavemente.

-¿Qué es?

-Coca. Pero natural, tal como nos la da la madre Tierra. No te preocupes, sólo sentirás algo de adormecimiento en la boca.

Luis notó que el chico masticaba también. Su expresión parecía serena. Inés puso en el suelo alfombrado una especie de palmatoria de barro, insertó en ella una vela de color caramelo y la encendió.

-Vamos a sentarnos alrededor de la luz -indico Inés.

Luis volvía a sentirse dominado por el mismo alerta que había sufrido en São Paulo, en presencia de Xico y su madre. El hijo de Inés era más joven que Xico, y, en oposición a la excepcionalidad de este, resultaba anodino, pero aun así era inquietante. Presentía que el muchacho estaba asustado y se esforzaba por disimularlo.

Luis no vio llegar lo que le pasó a continuación, aunque debía haberlo intuido en los ojos enfebrecidos del muchacho.

jueves, 21 de marzo de 2013

EL 3 DE ABRIL, HABLARÉ EN EL ATENEO DE MÁLAGA



ATENEO DE MÁLAGA

En abril, daré tres charlas sobre
EL OFICIO DE NOVELISTA.

3 de abril, 20 horas, LA FABULACIÓN


ATENEO DE MÁLAGA
 Calle Compañía, 2,
Teléfono:952 22 40 02
www.luis-melero.blogspot.com

domingo, 17 de marzo de 2013

PREPARO TRES CHARLAS SOBRE MI EXPERIENCIA DE NOVELISTA


ATENEO DE MÁLAGA

Daré tres charlas en las que contaré los recursos aprendidos en televisión y en la publicidad para

EL OFICIO DE NOVELISTA.

3 de abril, LA FABULACIÓN
11 de abril, OFICIO Y PLANIFICACIÓN
17 de abril, EL ARTE DE ESCRIBIR


ATENEO DE MÁLAGA
 Calle de la Compañía, 2,
Teléfono:952 22 40 02 




viernes, 15 de marzo de 2013

ISCO ES UN MILAGRO


Se trata de un muchacho que da la impresión de ser únicamente lo que es: Un joven feliz.

PERO ES MUCHO MÁS.
Además de enamorar con un juego que hace parecer fáciles sus gestas, ha logrado que todo el pueblo malagueño sienta que hay luz en su oscuridad

Ya soy mayor, y no recuerdo haber visto a mi gente nunca tan solidariamente emocionada por algo, como lo está con Isco.
SIN ASPAVIENTOS, ISCO HA INSUFLADO ESPERANZAS DONDE YA HABÍA MUY POCAS.

sábado, 9 de marzo de 2013

ANIMALES QUE SALEN DEL ARMARIO


Uno de los muchos falsos mitos sobre la homosexualidad es la idea de que no es un comportamiento natural y por lo tanto se trata de una desviación. Días atrás, el Ministro de Interior Jorge Fernández Díaz, declaró en una visita al Vaticano que estaba en contra de asignar los mismos derechos al matrimonio gay porque "no garantiza la pervivencia de la especie".

Esta opinión entronca con la hipótesis de algunos científicos en el pasado, los cuales pensaban que la homosexualidad era una desventaja evolutiva porque resta tiempo a los encuentros en los que se puede tener descendencia. Es evidente que nuestro Ministro no desea ejercer de biólogo evolucionista pero también lo es que, al igual que aquellos antiguos expertos, desconoce algunos estudios científicos que contradicen sus argumentos.

A pesar de que hasta hace muy poco las referencias a este tema se eliminaban de los informes, hemos detectado comportamientos homosexuales en cientos de especies y no dudamos de que la lista seguirá aumentando cada año. Por ejemplo, las focas leopardo macho seducen a otros machos mordisqueándose y bailando sincronizados. Este cortejo suele terminar con un macho montando a otro.

En los albatros de Laysan, el 31% de las parejas están compuestas por dos hembras. En el ganso común, aproximadamente el 20%. Los ciervos o elefantes del mismo sexo se montan y los delfines macho se acarician. Lo mismo sucede en algunos insectos, jirafas, orcas, búfalos, cabras y un largo etcétera.

Hace un par de años, en el Parque Faunia (Madrid), dos machos de pingüino se hicieron 'novios', lo que incluía rituales de cortejo, monta y todo el repertorio de conductas que una pareja de esta especie realiza. Cuando los cuidadores tuvieron la oportunidad, les dejaron empollar un huevo de otra hembra que había tenido dos. Los 'papas' lo adoptaron y le cuidaron, le dieron calor y regurgitaban la comida para la cría como hubiera hecho su propia madre. El polluelo salió adelante sin ningún tipo de problema.

TRES CHARLAS EN EL ATENEO DE MALAGA




ATENEO DE MÁLAGA 

En abril, daré tres charlas sobre 

EL OFICIO DE NOVELISTA.

miércoles, 6 de marzo de 2013

LOS ESCRITORES ESPAÑOLES, DESPRECIADOS POR LAS LEYES

LAS LEYES ESPAÑOLAS CONSIENTEN QUE LAS EDITORIALES CATALANAS ESTAFEN Y OFENDAN A LOS ESCRITORES EN ESPAÑOL.


Roca Editorial, se ha apropiado de más de 125.000 euros de mis derechos por cuatro novelas de éxito. Lo único que prevé la ley en estos casos es multar a Roca Editorial, pero sin obligarla a que me devuelva lo que me ha robado.

Los escritores tenemos que hacer algo, o la literatura española será cada día más irrelevante en el mundo.

DEBE HABER ALGUN MEDIO FACTIBLE PARA REIVINDICARNOS, RECUPERAR EL DINERO QUE LAS EDITORIALES CATALANAS NOS ROBAN HABITUALMENTE Y SALVAR EL DESTINO DE LA LITERATURA ESPAÑOLA ORIGINAL. ALGO QUE NOSOTROS PODAMOS HACER JUNTOS

Escribidme a melerovc@yahoo.es

domingo, 3 de marzo de 2013

LA DIFICULTAD DE ABRIR “ABRE FÁCIL”


En los supermercados, topamos con muchos productos que nos anuncian como “abre fácil”.

Ignoro si alguien habrá realizado una encuesta sobre las facilidades que ofrezcan estos “abrefáciles”. Sobre todo, entre mujeres no demasiado fuertes ni impetuosas.

Algunos de tales productos, sobre todo los tetrabriks de leche o zumos con dos picos en la parte superior, es más que dudoso que alguien pueda abrirlos de un pellizco, aun investigando entre hombres fortachones.

Esos tetrabriks y otros muchos artículos son dificilísimos de abrir si no es valiéndose de unas tijeras. Pero es que tampoco se puede afirmar que sean fáciles de abrir latas de conservas que deberíamos poder destapar tirando de una anilla. Muchas latas de atún o mejillones, si no son muy grandes, cuesta grandes esfuerzos abrirlas y a veces hay que recurrir al mango de una cuchara para hacer palanca.

En una sociedad donde todos creemos poder saltarnos todo a la torera, no abundan los reglamentos. Somos una sociedad muy poco regulada, digan los que digan algunos. Se fomenta tanto el individualismo entre nosotros, que ni siquiera queremos asociarnos para progresar o enriquecernos en conjunto (que es como progresan las sociedades prósperas); mucho menos, aceptamos que nadie pueda regular algo tan obvio como que no se llame a una cosa “abrefácil” si es tan difícil de abrir.

sábado, 2 de marzo de 2013

PISCINAS Y DIABÉTICOS

Soy diabético. Lo sé hace trece años; además de una dieta muy aburrida, tomo un montón de pastillas diario. Da mareos calcular cuánto lo cuesto a la seguridad social.
Pero hay algo sorprendente. Cada vez que voy a echar un rato en la piscina, mi índice de glucosa baja a niveles completamente normales. Lo he comentado con otros diabéticos, sobre todo en las salas de espera de los médicos. A todos les pasa igual. Nos recomiendan andar un mínimo de media hora diaria, pero ningún médico me ha hablado a mí en trece años sobre los beneficios de la piscina. Los diabéticos con los que me comunico están de acuerdo; media hora diaria en la piscina podría reducir mucho la medicación que tomamos y hasta pudiera ser que se pudiera eliminar.

¿CALCULAMOS CUÁNTOS MILLONES DE EUROS PODRÍA AHORRAR EN MEDICAMENTOS LA SEGURIDAD SOCIAL, SI LOS DIABÉTICOS DISPUSIÉRAMOS COTIDIANEAMENTE DE PISCINAS?

Inimaginable.

viernes, 1 de marzo de 2013

CÓMO EVITAR SER DESTRUIDO POR TENER TALENTO


Si tienen razón quienes afirman que la sociedad es básicamente mediocre, que sólo los mediocres pueden medrar y que partir de un cierto nivel de C.I. está uno abocado al fracaso y la marginación, ¿qué se puede hacer para sobrevivir?

Cuando se arrastra una vida llena de zancadillas, murallas y vejaciones infligidas por personas mediocres que cuidaban así de su ciudadela privada, ¿cuál puede ser el sentimiento?

Vemos miradas despectivas y desafiantes desde opulencias amontonadas por mediocres mediante la lisonja y la reverencia, miradas retadoras de quienes parecen desear decir “mira cómo he prosperado, aunque tú desearas mirarme por encima del hombro, con tu talento y tal”.

Se debe aconsejar a las personas con talento que lo disimulen. Que jueguen los juegos que impone la sociedad, donde el pacto de la mediocridad impide todo destello de luz.

EL ARMA SECRETA DE LOS ESTADOS UNIDOS



Trabajé en Nueva York unos meses, antes de que me disuadieran las enormes cucarachas de mi escalera y la nieve negra amontonada en los bordillos de las aceras. Compartía un pequeño piso de Melrose Ave con otros dos tíos, uno de ellos médico uruguayo en prácticas en el hospital Mount Sinai.

Un día, este futuro médico me enseñó unos dibujos que le había mandado su hermano menor desde Montevideo. Eran ilustraciones formidables, en una época que (al contrario que ahora) se empleaban grandes ilustradores en publicidad. Me parecieron dibujos tan buenos, que se los llevé al director creativo de mi agencia, Ogilvy and Mather.

Este creativo, natural de Canadá, se entusiasmó tanto, que me preguntó si el chico en cuestión estaría dispuesto a mudarse a Nueva York. No lo sabía y olvidé preguntar a mi compañero de piso. Los siguientes dos días, el director creativo volvió a interesarse por el chico planteé la cuestión, advirtiéndole de que la agencia estaba muy interesada. Tanto así, que él llamó a Uruguay ese mismo día.

Menos de un mes más tarde, el joven dibujante uruguayo llegó a Nueva York con un contrato legal de trabajo por un año. Su talento le abrió las dificilísimas puertas legales de los EE.UU., que millones de hispanoamericanos sueñan con que se les abran.

¿Alguien cree que este suceso habría tenido lugar entre nosotros?

ATRAER Y ENCAUZAR EL TALENTO ES LA PRINCIPAL ARMA SECRETA DE LOS ESTADOS UNIDOS.

¿SÓLO TRIUNFAN LOS MEDIOCRES?



En nuestra sociedad contemporánea, tener talento no suele estar bien visto. Y tener mucho talento, es un pecado mortal. Es imposible que una persona brillante consiga trabajo si lo tiene que decidir el jefecillo mediocre que lo entrevista. Lo malo de quienes son cultos o tienen mucha experiencia, es que saben reconocer el talento y son conscientes de no poseerlo. Como el célebre personaje de “El manantial”, Ellsworth Toohey. Temeroso de que se le discutan sus prerrogativas, el jefecillo mediocre jamás dará paso a alguien en quien haya detectado el talento.

Porque ese jefecillo mediocre habrá medrado a base de hacer la pelota, lisonjear, adular y permitir que le echen aliento en el cogote.

De este modo, se construyen sociedades ineficaces, con leyes torpes y defectuosas, mal funcionamiento de los servicios públicos y negación de la creatividad. Tal cosa ocurre cuando se suceden las generaciones bloqueando el paso a la gente con talento que podrían arreglar las cosas.