martes, 22 de septiembre de 2009

SI LE MOLESTA QUE LE HABLEN DE TU, PROTESTE


SI LE MOLESTA QUE LE HABLEN DE TÚ, PROTESTE.
La desvergüenza se está extendiendo de modo casi imparable.
Entra usted en un bar. El camarero es un veinteañero que no parece muy profesional. Sin desearle a usted las buenas tardes le habla descaradamente de “tú”: Le dice: “¿qué te sirvo?
Entra en un comercio cualquiera. La dependienta aparenta menos de treinta años. Lo de saludar a alguien que llega no figura en su filosofía de vida. Le dice con gesto más bien hostil: ¿Te puedo ayudar?
Vas al consultorio de la Seguridad Social. En general, cuando cualquiera se pone una bata blanca en un local de éstos, se siente como si se hubiera doctorado y se comporta con la soberbia presuntuosa de quien trata con minusválidos. Ninguna auxiliar de los mostradores tiene título, ni treinta años ni tampoco educación. Con el estrés acumulado que se convierte en agresividad y malos modos, tratan a todo el mundo como escolares, aunque sean respetables abuelitas de ochenta años. Usted ha llegado a ver a una veinteañera con bata blanca empujando por un pasillo a una setentona hasta casi hacerla caer, mientras le urgía: “¡Date prisa!”.
Si usted no protesta, estos sinvergüenzas seguirán avasallándole.