Entre los mensajes que recibo, curiosamente me escriben también periodistas destacados. De lo que deduzco que las editoriales estafadoras deben de ser huesos duros de roer, puesto que ni siquiera estos periodistas se han decidido a “meterles mano”.
Algunos mensajes:
“Como sabes, escribo en………….Yo nunca había pensado escribir libros, Fue la Editorial……….. la que me propuso uno. Tardé; pero al final se publicó. Ahora, con lo tuyo, caigo en la cuenta de que aparte del anticipo, sólo me han liquidado por el año pasado 700 euros, a pesar de que el libro se está vendiendo muy bien”
Debo señalar que el señor anterior impidió a uno de sus redactores que publicase una entrevista conmigo sobre este problema, por el chantaje de un relacionado de una de las estafadoras. Paradójicamente, parece haberse olvidado.
“Yo y todos mis compañeros de……… (importante diario barcelonés) sabemos lo que se trapichea con los derechos de autor y todos en esta ciudad lo sabermos, pero ya te he dicho muchas veces que olvides esto y pases página, porque van a mandar que te maten”
No olvido, porque me desvelo pensando que paso hambre a mis años, porque dos pedorras delincuentes me han robado el producto de más de veinte años de trabajo.
“En Santander me conocen mucho, y no son pocos los lectores que compran mis libros y me llaman para comentarlos. La Editorial…….…me paga unas liquidaciones ridículas, imposibles además de increíbles.”
“Dirigí varios años el diario…………., (uno de circulación nacional). Publiqué algunos libros, pero como no soy española, no me decidí a reclamar a la editorial, que nunca me pagó el 10% acordado en los contratos firmados. Hace un año, debí recurrir a un notario para poder enterarme de las ventas verdaderas, y resulta que lo que me pagaron es menos de la cuarta parte de lo que tenía que ser”.
Según me han dicho los propios policías, la Ley de Propiedad Intelectual española es tan deficiente, que no garantiza el pago de sus derechos completos a los escritores de manera fiable. Si un escritor es estafado (lo somos la mayoría), juzgan a la editorial en un proceso de faltas, donde por importante que sea lo defraudado no lo enjuician como delito penal.
Ruego a los escritores que hayan tenido problemas con sus editoriales, que me los cuenten a:
webretratos@gmail.com