viernes, 23 de diciembre de 2011
EL ESPEJO LÍQUIDO
Escribí esta novela por necesidad y casi por encargo. Un par de años antes, había publicado “El cuarto segmento”, (que cuenta el drama de un Gay atormentado y torturado por su familia) con la editorial Berkana, especializada en novelas de temática homosexual. Un día del verano de 2002, entré en una librería del barrio de Chueca. Estaba examinando los libros, cuando se me acercó el propietario y me preguntó si tenía algún otro libro que tratase de la vida de un gay. Le mentí diciéndole que sí, porque me prometió que si lo presentaba a su concurso (III Premio Odisea), me daría el primer premio. Al parecer, “El cuarto segmento” se estaba vendiendo mucho mejor de lo que me decía la editora.
Hace más de veinte años que tengo siempre ocho o diez novelas inéditas en mi archivo. Después de la promesa del librero, corrí a mi casa a dar una ojeada a lo que tenía y pensar en cuál de ellas podía transformar al protagonista en gay. EL ESPEJO LÍQUIDO trata de los prejuicios de la clase biempensante de una ciudad, clase que a lo largo del relato va revelándose podrida y degenerada. En general, “El espejo líquido” es una fabulación donde traté de incluí todos los vicios y desviaciones posibles. Como considero que la homo sexualidad no es un vicio ni una desviación, no la incluía. Pero la revisión en busca de encontrar con qué concursar, me permitió darme cuenta de que el misterio fundamental del que trata “El espejo líquido”, podía incluir la homosexualidad de un joven como parte de ese misterio. Reformé la novela en seis o siete días, y se la di al librero, con el siguiente argumento final:
Dos policías encuentran de madrugada a una muchacha que ha sido violada. Medio desvanecida, ella masculla un nombre: Gabriel. Es un guapo muchacho que vive en casa de un hombre muy poderoso y que mantiene con él una relación que todos, vecinos de una ciudad provinciana, consideran primero equívoca y luego, peligrosa. Una trama apasionante en la que se demuestra, mediante una escritura de asombrosa calidad, que no siempre las cosas son lo que parecen… y que a veces las cosas son mucho más sorprendentes de lo que aparentan.
Un periodista la criticó así: “El espejo líquido es un thriller de factura admirablemente cinematográfica donde la intensidad de la acción nos arrebata desde la primera página para no perder ritmo hasta la última. Melero incluye la realidad gay en la trama con la más sencilla de las naturalidades. El amor entre dos hombres es un elemento más, y muy importante, pero ya no es el “elemento”. La ganadora del III Premio Odisea es un ejemplo de novela más negra que rosa, eficacísimo y sorprendente, que enganchará al lector, convirtiéndolo en cómplice de esta trepidante trama”.
Con el primer premio del premio Odisea, llegó la hora de la presentación. El acto en Fnac se convocó para presentar tanto mi novela como la del segundo premio. Para presentar este, fue invitada Lucia Echavarria, mientras que a mi no se me asignó presentador. Durante su charla, la escritora valenciana (aparentaba estar un poco bebida), se dedicó a menospreciarme y ensalzar la otra novela “porque muchas veces los segundos premios son superiores a los primeros”. Quise irme, pero el editor me amenazó por lo bajini con no pagarme el premio. Me quedé a presenciar el acto, las fotografías y la tele organizadas y dirigidas como si el importante fuera el segundo premio y no el mío. Creo que la edición casi completa de esa segundo premio tuvieron que tirarla, mientras que “El espejo líquido” se agotó. Pero nadie podría resarcirme del amago de infarto que padecí al salir de la “presentación”