domingo, 16 de enero de 2011

COMENTARIO DE LA VANGUARDIA, 28 de noviembre de 2005


Y MÁLAGA DESCENDIÓ AL AVERNO

A través de la mirada inocente de un niño se nos revela la pobreza y la violencia que se cernió sobre la ciudad andaluza en la década de 1930.

Caminos abarrotados de padres que llevan a sus hijos más pequeños cogidos de la mano, o en brazos si están enfermos; de niños que lloran de dolor y hambre; de hombres y mujeres con semblante triste, sucio y derrotado con escasas pertenencias; de ancianos y ancianas de mirada cansada y pisar tambaleante... Es el dramático colofón a tres años de locura. Es el exilio republicano de 1939.

Y, sin embargo, este éxodo masivo había comenzado tiempo atrás con el humillante y mortal trasiego humano que habían padecido miles de malagueños al abandonar su ciudad en febrero de 1937, justo ante el avance y ataque de las tropas nacionales. Humillante, porque incluso sin alimentos para los niños más pequeños, hubieron de recorrer por la carretera costera los cerca de 200 km que les separaba de Almería, su objetivo y salvación. Mortal, porque durante el trayecto fueron bombardeados sin descanso por la Luftwaffe alemana, apoyada por la marina italiana. Un capítulo de la encarnizada guerra civil española poco conocido y que el escritor Luis Melero (Málaga, 1942) ha novelado en La desbandá.