jueves, 7 de julio de 2011

INDIANOS. Una forma de heroísmo.



Es posible que España fuese un país sumamente distinto sin la contribución de los emigrantes en general y los indianos en particular.
Aunque es abundante la bibliografía, da la impresión de que es un asunto del que se sabe poco, o más bien es excesivamente poco conocido y comentado por parte del gran público. Muchos edificios de las áreas cantábricas y en Canarias, y en general en toda España, fueron construidos por indianos a caballo entre el siglo XIX y el XX, pero con ser tan llamativo, eso no es todo y ni siquiera es una parte lo bastante considerable de la influencia sobre extensos aspectos de nuestra vida y nuestra economía de los emigrantes que hicieron fortuna en América. Un sector muy importante de la banca barcelonesa nació por iniciativa e impulso de indianos, que también construyeron escuelas por doquier, vías de comunicación, saneamientos y múltiples realizaciones beneficiosas para la sociedad, en una altruista y generosa búsqueda del progreso y desarrollo de sus pueblos de origen.
Hemos oído mucho en el pasado reciente sobre la “incidencia” de las remesas de emigrantes en nuestra balanza internacional de pagos, pero da la impresión de que a los indianos se les atribuían papeles más bien pintorescos y no han sido estimados en su justa medida los esfuerzos desesperados que hacían no sólo por volver a sus tierras añoradas junto a la familia amada, sino, también, por mejorar la vida de sus pueblos y ciudades para que otros no tuvieran que emigrar como ellos.
Este libro, que no trata de agotar el tema ni ser un estudio académico ni, mucho menos, estadístico, es un emocionado homenaje para la gente sencilla que vivió vidas fascinantes casi sin querer y que contribuyeron en importante y decisiva medida a que España sea lo que hoy conocemos.