Llevo siete años sin publicar, en parte voluntariamente. Pero todavía
me siguen escribiendo para encomiarme o, sobre todo, para preguntar por mis
libros o consultarme sobre el oficio de escritor.
A todo el que me habla de su vocación literaria, le aconsejo que trate
de contactar con editoriales en español de Miami o Londres, porque en España no
pagan los derechos de propiedad intelectual; es decir, la mayoría de las
editoriales de Barcelona fingen pagar los derechos, pero calculando las liquidaciones en
base a los movimientos con los distribuidores, y consignan “devoluciones”
imposibles de libros (en realidad, las devoluciones provisionales de los distribuidores),
porque liquidan lo contratado solamente sobre la base de un 30% del P.V.P. del
libro.
Algunas de las liquidaciones que me hizo Roca Editorial presentaban
saldo NEGATIVO PARA MI; o sea, que YO TENÍA QUE PAGAR, habiendo vendido más de
2.000 ejemplares de ese libro en concreto. Los contratos no hablan de ninguna posibilidad
de esa clase. De todo lo que se habla en los contratos es del porcentaje que le
corresponde al escritor del precio de venta el público de su libro, que para
eso lleva impreso tal precio en la portada. Esta situación es posible porque la
ley española de propiedad intelectual es gravemente defectuosa; entre otras
lindezas, no considera delito que las editoriales incumplan sus contratos. Si
un escritor estafado como yo decide denunciar a la editorial, sólo conseguiría
que un juez dictaminara un juicio de faltas, donde la editorial sólo podría ser
castigada a pagar una multa y JAMÁS a DEVOLVER LO ROBADO AL ESCRITOR.
En estos siete años de agonía, porque Roca Editorial debe de haberme
robado unos 125.000 euros de mis derechos de propiedad intelectual (y me veo obligado a sobrevivir con 500 euros de pensión), he
recurrido a la policía, Moncloa, La Zarzuela, el ministro de industria, el
defensor del pueblo, el parlamento, todos los parlamentarios, la generalitat y
el defensor del pueblo europeo. Los pocos que me respondieron indicaron “denuncie usted”, cuando todas esas personas deberían saber
que los escritores, SEGÚN LA LEY ESPAÑOLA, no tenemos derechos legales. AL
DENUNCIAR, SOLAMENTE PERDEMOS... LOS COSTOS DE LOS PROCESOS, QUE YA SABEMOS LO
MUCHO QUE SUMAN.
POR CONSIGUIENTE, salvo dos o tres escritores que amarran muy bien sus
derechos mediante registros notariales y demás, quienes publicamos en España
cobramos en realidad MENOS DEL 3% DEL PRECIO DEL LIBRO, es decir MENOS DE LA
TERCERA PARTE DE LO QUE NOS PERTENECE. Por consiguiente, nadie podría
financiarse dos o tres años de investigación, estudio, composición y demás como
para producir obras muy trabajadas como Harry Potter, el inefable Código, “El
señor de los anillos” o “Los pilares de la tierra”.
Llama la atención que algunos escritores españoles muy consagrados, se
vean a obligados a escribir artículos en los periódicos para sobrevivir. ES QUE SEGÚN LA LEY ESPAÑOLA DE PROPIEDAD INTELECTUAL, NO PUEDEN
EXISTIR ESCRITORES PROFESIONALES EN ESPAÑA. ES DECIR, ESCRITORES QUE PUEDAN
DEDICARSE EXCLUSIVAMENTE A ESCRIBIR, QUE ES LA ÚNICA FORMA DE PROFESIONALIZARSE.
Para expresarlo con la cruda realidad, yo gasté en la preparación de
“Los pergaminos cátaros” más del cuádruple de lo que Roca Editorial me pagó en
total por este libro. Viajé extensamente por el Languedoc y el Valle de Arán,
leí más de 30 libros, consulté a las facultades de historia de Francia y
Bulgaria, etc. Etc. Si tuviera que escribir de nuevo algo de ese tipo, y
contando con la estafa permanente de las editoriales españolas en general, de
ninguna manera dedicaría año y medio de mi tiempo y tantos medios y dinero a
prepararlo.