viernes, 1 de marzo de 2013

¿SÓLO TRIUNFAN LOS MEDIOCRES?



En nuestra sociedad contemporánea, tener talento no suele estar bien visto. Y tener mucho talento, es un pecado mortal. Es imposible que una persona brillante consiga trabajo si lo tiene que decidir el jefecillo mediocre que lo entrevista. Lo malo de quienes son cultos o tienen mucha experiencia, es que saben reconocer el talento y son conscientes de no poseerlo. Como el célebre personaje de “El manantial”, Ellsworth Toohey. Temeroso de que se le discutan sus prerrogativas, el jefecillo mediocre jamás dará paso a alguien en quien haya detectado el talento.

Porque ese jefecillo mediocre habrá medrado a base de hacer la pelota, lisonjear, adular y permitir que le echen aliento en el cogote.

De este modo, se construyen sociedades ineficaces, con leyes torpes y defectuosas, mal funcionamiento de los servicios públicos y negación de la creatividad. Tal cosa ocurre cuando se suceden las generaciones bloqueando el paso a la gente con talento que podrían arreglar las cosas.