Por mucho que el ayuntamiento se empeñe, por muchos esfuerzos y dineros que dedique a la idea, la Capitalidad Cultural Europea pasará como el rayo del sol por el cristal, sin tocarnos. El jefe del gobierno y el ministro de asuntos exteriores ya se pronunciaron por Córdoba. Y si alguien cree que la gobernación de la Andalucía sevillana es autónoma de veras y va a colaborar, o tenga otras ilusiones relacionadas con el progreso de Málaga, comprobará que son vanas. Imaginen ustedes que Málaga, ya que la Junta no le consiente construir un puerto deportivo en el Arraijanal, decidiera celebrar ahí una gran exposición universal. ¿Creen ustedes que la Junta nos lo permitiría? Imaginen ustedes que Málaga quisiera celebrar unos campeonatos mundiales de atletismo o unas Olimpiadas. ¿Creen ustedes que la Junta nos lo permitiría? Imaginen ustedes que Málaga se propusiera convertirse de verdad en la base de los deportes acuáticos, vela, cruceros y demás de esta parte del Mediterráneo que se llama Alborán. ¿Creen ustedes que la Junta lo permitiría? Por razones de su propia capacidad de ser y sentir, Málaga no debió sumarse nunca al proyecto sevillano de 1978, porque ello ha supuesto el abandono de toda ambición y el sometimiento al narcisismo excluyente y salvaje de los sevillanos. Y no debimos rendirnos a las ambiciones sevillanas solamente por nuestras propias capacidades, personalidad y entendimientos, sino por los todos los de la vertiente Sur Penibética, A la hora de redactar el aberrante e innecesario nuevo estatuto andaluz, se pensó en definir la región como las tierras que baña el Guadalquivir. Lo que excluye a Málaga, evidentemente y nunca debemos olvidarlo. Si usted es curioso y observa las capitales andaluzas que rodean a Málaga, verá que no hay gran parecido. Ciudades morunas e intrincadas donde la grandilocuencia verborreica y la retórica sustituyen frecuentemente a la razón.
En comparación con ellas, Málaga es más bizantina, tanto por fisonomía como por carácter. Los parecidos con Málaga hay que buscarlos en otra parte, en el Sureste. Almería, Alicante y, sobre todo, Murcia. No hay en España provincia y ciudad más parecida a Málaga que Murcia. En un paseo lleno de jacarandas, usted sentirá que está en Málaga estando en Murcia. En una juerga flamenca, le pasará igual: los palos flamencos de Murcia son iguales que los malagueños y, como estos, muy distintos de los gaditanos. En una placita recoleta con un ficus extremadamente corpulento, usted creerá que está en la Puerta de Buenaventura o en un sitio similar, estando en Murcia. ¿En qué ha beneficiado a Málaga el insoportable dominio sevillano?
EL SOJUZGAMIENTO SEVILLANO ANULA TODA POSIBILIDAD PARA LOS MALAGUEÑOS.