Hace muchos años, decenios ya, llegó a Málaga un artista circense argentino que se llamaba Dino. Yo lo conocí algunos años después de instalar en Málaga el primer gimnasio de culturistas de élite. De su mano y por su dirección, salieron muchos campeones, incluyendo a Manolo Lucena y muchos otros destacados.
Por el tono de ciertas comunicaciones que recibo de mis lectores, parece que algunos creen que voy en silla de ruedas. Pero no.
VOY AL GIMNASIO DE DINO A DIARIO. Desde que regresé a Málaga, no he parado de hacer ejercicio, porque soy diabético y porque es la única manera de permanecer razonablemente activo a mi edad.