domingo, 13 de diciembre de 2009
RELATO DE UN TESTIGO DE LA DESBANDÁ
Pablo J. Sánchez Morales me envía un relato en primera persona de su abuelo, que cuenta su dramática participación en la desbandá, narración angustiosa que reproduzco. El relato lo acompaña el Sr. Sánchez de numerosas fotografías muy interesantes, que iré reproduciendo conforme me sea posible.
ACONTECIMIENTOS OCURRIDOS EN EL VIAJE DE MALAGA A ALMERIA POR CARRETERA ANDANDO DIA Y NOCHE POR LA FAMILIA SANCHEZ
Estos hechos le ocurrieron a José Sánchez de 34 años, su esposa Mencía de 31, embarazada de 7 meses, y dos hijos Juan de 5 años y Pepe de 3, sin alimentos ni agua, por la carretera de Almería, con una distancia recorrida de 112 Km.
Durante los 7 días y 7 noches que duró la marcha hasta Almería se produjeron los acontecimientos que ahora les relatamos, motivados por la presión ejercidas por las autoridades a todos los ciudadanos de Málaga, por estar rodeada por las fuerzas militares compuestas por ejércitos Moros Italianos y Alemanes convocados por el Fascismo.
La salida de Málaga, fue masiva y con pensamiento de salir de la Capital por temor al saqueo de bienes y asesinatos, que según, las autoridades de aquella fecha, se producirían, y como así ocurrió en realidad. Los sindicatos Ferroviarios mayoritarios de aquellas fechas UGT y CNT convocaron a todos sus afiliados en la plaza de la Constitución, para notificarles, que la toma de Málaga se produciría el día siguiente. El día 6 de Febrero de 1936 fue la llamada huída de la Capital, con pensamientos de que sólo serían unos días, pero no fue así, porque los Milicianos que eran voluntarios a las ordenes de las autoridades actuales en esos momentos de la República no permitían que nadie volviera, ni se parara en la carretera de Almería por lo que se había de continuar la marcha sin más remedio de noche y de día; éstas fuerzas se disolvieron al llegar a Torre del Mar continuando la huída como un ciudadano más.
El Crucero Almirante Cervera, uno de los tres buques que cañonearon desde la costa a las columnas de refugiados que abandonaban la ciudad de Málaga
Cañones del “Canarias” El “Baleares”, barco gemelo del Canarias. Miguel Escalona, superviviente: 10 años en 1937 decía: "El ultramoderno crucero Canarias, que se estrenó con nosotros..." "Para ellos era como un juego, el tiro al plato contra gente que no podía defenderse"
A partir de Torre del Mar, que como es sabido está a 26 Km de Málaga, los bombardeos y ametrallamientos de la aviación, as í como los disparos de los barcos de guerra fueron continuos sobre la carretera, éstos efectuaban sus disparos a los montes, por encima de la carretera principalmente con objeto de que los desprendimientos de piedra sobre la carretera ocasionaran el mayor número de bajas posibles sobre esta población, que se desplazaba por la carretera a pie, y que para aquellos que conozcan la carretera que se menciona, será fácil comprender que es imposible tener ningún abrigo, ni defensa posible puesto que estos montes son verticales y la carretera esta a media altura entre la mar y el monte.
Estos barcos eran el Baleares y el Canarias por lo general . Como se ha dicho esta población era totalmente civil y al carecer de cualquier preparación, para tal evento, se refugiaban tendiéndose en la cuneta próxima al monte, para ponerse a abrigo de los posibles disparos directos de los cañones de los barcos sin percatarse que los barcos disparaban, como hemos indicado por encima de la carretera, y de esta forma conseguían sus objetivos: producir un número de bajas elevados por aplastamiento y provocar el terror.
Los aviones durante el día, ametrallaban y bombardeaban la carretera ocasionando un número elevado de bajas.
A todo esto había que sumar la falta de comida y bebida, más la incertidumbre de no saber que se podría encontrar en la próxima curva.
Encontrándose en Torre del Mar esta familia sobre la media noche, descansando, sonó la alarma de la proximidad de barcos, llenándose la carretera de tal forma que impedía el poder caminar con soltura por la cantidad de personas que se pusieron en marcha, puesto que el bombardeo de esta población, fue casi inmediatamente después de sonar la alarma. A la salida del pueblo encontró durante la marcha una piara de cabras y no viendo por ningún lugar dueño ni guarda, se decidió por ordeñar una de ellas y meterla en el termo, pero al poco de estar en esta labor, la gente se acercaron pidiendo que le diera a ellos, lo que provocó que fueran demasiados, para poder atender tantas peticiones, por lo que decidió decir que cada uno se sirviera a su antojo, pero que él, Pepe, se iba y así lo hizo.
Aviones alemanes e italianos que atacaban a la población civil. Aviones rusos que atacaban a aviones italianos y alemanes (a favor de la República)
Continuando en esta marcha y sobre el mediodía, comenzaron los comentarios alertando que venían los barcos, y así fue, comenzando el bombardeo de forma inmediata, y produciéndose un confusionismo propio de estas circunstancias ocurriendo que Pepe llevaba de la mano a la niña de una amiga y vecina, que se encontraron en el camino llamada “Mariquita la de los Tejeringo” con los que desde unas horas antes iban haciendo juntos el camino.
Como decíamos Pepe llevaba a la hija de este matrimonio de la mano y a su hijo Pepito en los hombros cuando empezó el cañoneo, tirando él y su familia para un lado, y Mariquita y los suyos para otro con el fin de resguardarse en los posible de los cañonazos, y separando de esta forma a la niña de sus padres, y encontrándose ahora con una niña más en estas circunstancias, (además de Mencía embarazada y su hijo Juan) y sin tener idea tan siquiera de si los padres seguían con vida o lo no los volverían a encontrar de nuevo. Tal y como ocurría frecuentemente en el camino, donde se encontraban con frecuencia a muchos niños cerca de los que se supone que serían sus padres, que estaban casi enterrados por los cañonazos de los barcos, y otros padres que buscaban a sus hijos con desesperación, y que a veces los encontraban malheridos o muertos.
Continuando el camino y ya al final de la tarde, el otro matrimonio encontró a Mariquita delante de ellos, y dándole voces, se hicieron ver con la consiguiente alegría como es de suponer, para los dos matrimonios, puesto que además de lo que supone en estas circunstancias verse personas conocidas y resolver una situación difícil para los dos matrimonios, además que a uno se tenía un miembro de menos y otro uno de mas.
Continuando por la carretera encontraron un burro que estaba abandonado en la carretera, por lo que lo cogió el cabeza de familia José (Pepe) y la esposa Emerenciana (Mencía). Después de unos metros con el borrico montó en él Mencía y los dos niños, y de esta forma caminaron durante dos noches y un día. En esta segunda noche se aproximaron a una casa, de la que salía luz y los propietarios permitieron que la mujer y los niños descansaran en el interior de la casa, pero el, Pepe, quedó fuera con el borrico. Debido al cansancio se quedó dormido en el escalón de la casa guardando el borrico, pero al amanecer y despertar se encontró que el borrico había desaparecido, por lo que miró por los alrededores encontrando otro burro trabado. Con una navajilla le cortó la traba, y con dificultades puesto que el burro no quería caminar lo obligó, pero habiendo andado poco, los propietarios del burro que eran de raza gitana le gritaron que el burro era de ellos y aunque él decía que el burro lo cogió en Torre del Mar los gitanos, continuaban acercándose cada vez más insistentes por lo que se vio obligado a recurrir a una pistola marca Star corta de 9 mm., para defenderse de la amenaza de los cuatro gitanos, pero a los requerimientos de su mujer y para evitar conflictos posteriores le tuvo que entregar el animal aunque de muy malas ganas.
Continuaron la marcha, aunque casi de continuo había que tirarse al suelo para protegerse, a esto, había que sumarle el problema que ocasionaba el agua para beber, puesto que no se encontraba con facilidad al igual que la comida viéndose en ocasiones, obligado a introducirse en un pozo.
En cierta ocasión que tuvo que hacerlo de noche con un termo en el bolsillo, para de esta manera recoger agua potable, la cual allí mismo se bebía él y se retiraba con el termo lleno para Mencía y los niños.
Al poco después vio una luz próxima a la carretera y se dirigieron a ella, encontrando una casa llena de personas descansando en la parte delantera de un mostrador, de lo que parecía haber sido una tienda, como podían cada uno. Una vez dentro encontró un lugar que estaba lleno de aceite por el goteo, que producía un grifo de un bidón lleno del mismo líquido y que ya estaba vacío, por lo que el lugar no era apropiado para estar, así que decidió dirigirse a una mujer, que estaba sobre dicho mostrador y que parecía ser la propietaria y diciéndole de donde venía y lo cansado que estaban, la mujer le indicó de forma sigilosa, que pasaran al interior donde había una habitación con una cama de matrimonio, y que podían utilizarla pero sin formar ningún ruido para evitar que los que estaban fuera, quisieran utilizar esta habitación, y la cocina que estaba más al interior. Lo que así hicieron Mencía y los dos niños quedando José fuera de la cama pero en la habitación, se acoplaron con una vela que le proporcionó la mujer. Aproximadamente sobre las doce de la noche no se oía ningún ruido y se decidió, con una linterna de bolsillo, (que en Málaga la utilizaba para refugiarse en el sótano de la fábrica de harina de Castel, cuando había algún bombardeo) ver si encontraba algo para comer dirigiéndose por un pasillo que conducía a la cocina, la cual estaba llena de útiles propios, y después de buscar por cajones y rincones con mucho cuidado de no hacer ningún ruido encontró un serete de higos prensado del que corto un trozo puesto que estaba muy prensado y no podía desprender trozos, a continuación encontró una alacena con un candado, el cual con un hierro que encontró en la misma cocina, hizo palanca y saltó el cáncamo. Una vez abierta encontró que había más útiles pero de comida nada, desesperado con la lamparilla la dirigió a la parte alta de la alacena y le pareció ver visiones, al encontrarse con un jamón completamente entero procedió a bajarlo y meterlo bajo la cama y permaneció en silencio y sin moverse un buen rato con intención de cortar todo lo más posible para poder meterlo en un saco con la cosas que llevaban y de esta forma tener que comer. Mencía pretendía irse por temor a que le costara algún disgusto, pero salió a buscar papel de nuevo para envolver el jamón cortado, y poder transportarlo. Entre una cosas y otras comenzaba a amanecer, y buscando como salir sin tener que pasar por donde había entrado, por temor a tener que dar explicaciones encontró una salida trasera que daba a un patio, y este a su vez a la calle, lo que hicieron de forma silenciosa como es de imaginar.
Continuando la marcha como en días anteriores pero con algo de comida, durante la marcha algunos lugareños decidieron criticar a voces la marcha de estas personas, y en cierta ocasión, uno de los milicianos cansado de estas críticas que en ocasiones eran duras disparó a dos de ellos produciéndoles la muerte, con lo que cambió la actitud de estos nativos de Motril.
Como es sabido en este terreno se crían mucha caña de azúcar, lo cual le servía de alimento cortándolo en trozo y introduciéndolo en un saco, al igual que con la patatas que luego en un cacharro eran cocidas y consumidas.
En cierta ocasión, ya oscurecido encontramos que el puente que había en el pueblo de Motril, situado a 108 Km. estaba destruido por un bombardeo de los aviones, y que la multitud que llenaba la carretera se agolpaba y desesperaba, puesto que el río aunque no muy grande llevaba agua suficiente para arrastrar a las personas que se arriesgaban a cruzarlo, como le ocurrió a uno que ante todas las personas que allí habían se lanzó a cruzarlo con un niño en brazos el cual todos los presentes vieron como desaparecían bajo las aguas el padre y el niño sin poder hacer nada, puesto que el lugar era muy estrecho y abrupto, por lo que decidió no cruzarlo por allí de ninguna manera. Por ello, se retiró del grupo, y a unos metros observó que venía una persona a caballo dirigiéndose por la orilla del río hacia la parte alta del mismo, acercándose al mismo y preguntándole porque lugar se podría pasar el río sin tanto peligro, a lo que le contesto solamente “¡siga usted tras de mí!”, lo que así hizo caminando tras este hombre subiendo rio arriba como a unos 500 metros donde el río se ensanchaba y la altura del agua no llegaba a 20 centímetros, y en este punto el hombre dijo déjeme los niños que no se mojen y ustedes pasen de forma que se mojen lo menos posible (debemos recordar que era el mes de Febrero) lo que así ocurrió y una vez en el lado opuesto del río bajó los niños e indicó una cañada por la que podían dirigirse a la carretera de nuevo, pero aconsejando que de ninguna forma se encendiera luz, puesto que noches anteriores se produjeron disparos a la luz de los cigarros, por lo que hubo varios muertos. Siguiendo estas instrucciones, llegamos de nuevo a la carretera continuando la marcha de forma más tranquila, puesto que la carretera ya no circulaba próxima al mar y por lo tanto fuera del alcance de los cañones de los barcos. Los aviones tampoco ametrallaban ni bombardeaban la carretera.
Nota: Cuando Abuelo Pepe habla de autobuses extranjeros, y ambulancias, posiblemente se refiere a la intervención del Doctor Norman Bethune, de origen Canadiense, entre otros, que arriesgaron su vida para salvar las de aquellos que pudieron, tanto con ambulancias (Cruz Roja) como con autobuses que trasladaban a la población. Bethune escribió: "The crime of the road Málaga-Almería" (1937) y dispone de una amplia colección de fotografías del viaje. Os añado al final de la historia de abuelo, un extracto de la crónica de Bethune sobre la huida de Málaga.
Al llegar a Adra, que está a 109 Km de Málaga, después de varios días de marcha, y ya sin comida ninguna y esperanzado al llegar a este pueblo que se podría obtener comida, no pudo ser de ninguna forma porque no sólo estaba todo cerrado sino que no abrían a nadie ninguna puerta, puesto que se dieron caso de abrir una puerta y saquear la casa los que venían en esta marcha. En la carretera que cruzaba este pueblo, habían muchos grupos de personas paradas y otras que continuaban la marcha, a los que estaban parados les preguntó si esperaban algo o descansaban; a lo que respondieron que esperaban a unos autobuses extranjeros que transportarían a las mujeres y niños a un lugar más seguro y así ocurrió; después de unas horas ya de noche por completo llegaron estos autobuses que eran extranjeros.
En estos autobuses se subió un soldado en cada uno para impedir que los hombres se subieran y unos de los conductores dijo, que sólo mujeres y niños, hombres no, cuando tocó de subir a Mencía y los niños al aproximarse Pepe para acomodarlos el soldado que no entendía nada de Español interpretó que lo que pretendía Pepe era subir también al autobús, por lo que le apuntó con su fusil y le gritó en su idioma a lo que Pepe con las manos en alto y gesticulando le hizo comprender que era lo que pretendía, a lo que el soldado consintió de muy malas ganas y de esta forma se separó el matrimonio quedando de acuerdo antes en verse en Almería en la estación de ferrocarril aunque el autobús se dirigiera a otro lugar.
De esta forma salió el autobús y los hombres quedaron en Adra a media noche; sin saber que hacer vio una luz al fondo de la calle que correspondía a un local de la Cruz Roja, y en la puerta había muchos con heridas vendadas en espera que llegaran las ambulancias para su traslado a Almería, según le informó uno que estaba sentado fuera del local y que tenía una pierna herida. Estando hablando con este hombre y sobre las 2 de la madrugada llegaron las ambulancias, saliendo un enfermero y dirigiéndose a todos lo que estaban fuera les dijo, -iLos que puedan subir al techo de la ambulancia que lo hagan que en el interior irán los más graves!, por lo que Pepe le ayudo a este herido con el que estaba conversando a subir al techo de la ambulancia y una vez arriba se tendió en el techo para no quedar muy visible, aunque la oscuridad era muy grande, la ambulancia se pone en marcha y tarda en llegar a Almería 2 horas, puesto que tuvo que recorrer los 52 Km. que los separaban de Almería.
Esta ambulancia entró una vez en Almería en un Hospital, ayudándole de nuevo a bajar a este herido y como había poca luz, debido a los bombardeos, le fue posible camuflarse sin ser visto, puesto que no se podía viajar en una ambulancia si no se estaba herido como es normal . Saliendo a la calle se dirigió a una persona que pasaba en aquel momento preguntándole por la Estación de Ferrocarril indicándome que el precisamente iba a ella y en el camino hablando con este hombre que también era ferroviario, le facilitó información sobre los autobuses que venían con los refugiados de Málaga a lo que contestó que estos se dirigían al puerto para su embarque a Barcelona, Valencia y Alicante. En esta conversación llegó a la estación donde pidiendo información le dirigieron a que hablara con un empleado del sindicato que resultó ser de Málaga el que le informó que se refugiara en un coche de viajero mientras amanecía lo que así hizo.
Bombardeo en Almería
Al dirigirse a los coches y abrir, la puerta del primero se encontró que no sólo no podía entrar sino que la muchedumbre que había en el interior protestaba por el viento fresco que entraba a esa hora de la madrugada, así ocurrió con varios coches hasta que en uno de los más apartados pudo entrar y en el departamento que había para las maletas, descansó un rato puesto que los asientos y pasillo estaban llenos.
Una vez amanecido, se dirigió de nuevo a la estación para pedir información sobre los autobuses, a lo que le dijeron que estas personas se habían refugiado en un edificio que estaba en construcción y que sólo tenía las soleras y los pilares y que lo habían acondicionado rociando paja en el suelo para que pudieran descansar; este edificio estaba al final de una tapia. Pepe se dirigió junto a esta tapia hacia el edificio, y cuál fue su sorpresa al encontrar que en dirección contraria venía Mencía quedaron sin poder hablar unos momentos, pasados estos pregunto Pepe por los niños que habían quedado con Mariquita, (la de los Tejeringos) los dos juntos de nuevo se dirigieron a por lo niños y en el economato de la Renfe pudieron comprar aunque no pagar, puesto que dijo que no llevaba dinero a lo que le contestaron que ya lo pagaría cuando volviera a Málaga, un poco de aceite, arroz y poco más con lo que ese día comieron de forma suculenta, respecto de los demás días.
Imagen de la estación de tren de Almería bombardeada.
Después de esto se informaron en la misma estación, donde le dijeron que salía un tren para Barcelona y otro para Alicante, a lo que se decidieron por el de Alicante, el que cogieron por la tarde. El tren estaba formado por cinco coches que en un momento se saturaron de tal forma, que una vez en un lugar no había forma humana de moverse y mucho menos pasar o utilizar el servicio y después de haber comido caliente este día después de siete, el organismo reaccionó y Juanito en primer lugar y Pepito en segundo sintieron en sus cuerpos esta reacción y sin poder aguantar ni pasar al servicio, Pepe decidió que lo hicieran con el tren en marcha y por la ventanilla, a lo que como es lógico provocó que se produjeran temores por que se fuera a caer el niño por la ventanilla, lo que no ocurrió. Pero si que en una estación, Pepe bajará y observará que los efectos que se habían producido en el lateral del coche desde la ventanilla que ellos ocupaban hacía atrás fueran de lo más asqueroso y repugnante, procurando remediarlo en lo posible con un trozo de manta. Durante el viaje y ya con el hambre acumulada de varios días, sin comer la mayor parte de las criaturas que iban en este tren, cuando se detenía el tren por que veían que se aproximaba la aviación y iba a resultar bombardeado el maquinista le tapaba la chimenea para no delatar su presencia y los viajeros se bajaban como locos a buscar lo que fuera para comer, incluso en cierta ocasión, unos soldados aparecieron con unos borregos que como es lógico serían comidos en cuanto tuvieran ocasión de guisarlos lo que no pudo ser en el tren, así se continuó la marcha hasta Alicante, donde llegaron aproximadamente a las diez de la mañana.
Una vez ya en Alicante, y fuera de la estación de ferrocarril, se dirigieron a una pensión, próxima al puerto con la intención de asearse y descansar, pero tal era el aspecto de esta familia después de tanto tiempo sin poder afeitarse en condiciones ni lavarse ellos, ni la ropa e igualmente los dos niños, y Mencía embarazada de siete meses, que la señora que rentaba esta pensión decía que no había, pero Pepe sospechando la desconfianza que inspiraba se apresuro a decirle que la apariencia de él y su familia era debido al viaje que habían efectuado, y en que condiciones. Explicándole también que era empleado de Renfe y que tenía dinero para pagarle al mismo tiempo que se lo enseñaba. Entonces, la actitud de esta señora cambió y le dijo que tenía una sola habitación y que era pequeña, a lo que le dijeron que no importaba, por lo que llegaron a un acuerdo, y comenzaron por asearse y mientras Pepe fue a afeitarse a una barbería, que le indico la señora de la pensión en esta estuvieron dos días.
Al día siguiente se presentó Pepe en la estación de Alicante, explicando el caso al Jefe de servicio de Locomotoras, que era el cargo que él desempeñaba en Málaga, el cual después de tomar los datos del carnet que llevaba justificando el cargo le comunicó que podía presentarse cualquier día de la semana para que le diera tiempo de hablar con su jefes, para buscarle la forma de que continuara su trabajo lo mismo que efectuaba en Málaga. Así permaneció durante dos meses y transcurridos estos comenzó a trabajar.
Transcurridos los dos días en la pensión, la abandonaron, y estuvieron un día durmiendo bajo un puente, puesto que la economía no permitía estos gastos y ante las dudas de si podría conseguir más dinero y si le darían trabajo o no, es por lo que optaron por esta solución que por otra parte duró poco puesto que encontraron un edificio vacío en el que había caído una bomba, y que aunque estaba un poco agrietado no parecía que se fuera a caer de forma inmediata, por lo que entre José y dos compañeros más, por cierto uno de ellos muy miedoso, rompieron el candado que cerraba la puerta de acceso al mismo, y cogieron cada uno de ellos una habitación en la planta baja del edificio. Compraron dos camas, por lo que el progreso fue bastante ostensible. En esta situación permanecieron durante un año aproximadamente.
Edificio bombardeado de Alicante (el bombardeo duró 8 horas)
Dado que este piso daba una de las ventanas a un chalet situado a unos 12 metros y para poder salir del bloque tenía que pasar por la puerta del chales, se creó relación entre los dos matrimonios, el matrimonio del chalet estaba formado por personas mayores. El estaba jubilado y había sido director de la Telefónica en Madrid, este señor estaba enfermo de tal forma que al año murió. A su entierro asistió Pepe y dado que la única hija que tenía este matrimonio estaba casada y vivía en Castellón, esta Señora quedó sola, por lo que brindo a Pepe que se fueran a vivir a su casa y de esta forma hacerle compañía y ayudarle a mantener la casa al mismo tiempo que se protegía de un posible saqueo. Pepe lo consultó con Mencía, la cual le manifestó su temor a que los niños le estropearan el jardín o las cosas que tuvieran en la casa, a lo que la Señora contestó que no importaba en absoluto puesto que ella prefería la compañía, y que no necesitaban traer nada, puesto que ella tenía de todos lo que hiciera falta así que se trasladaron al chalet, por lo que volvieron a mejorar su situación.
La convivencia con esta señora en el chales fue muy buena llegando a crearse una relación de amistad entre el matrimonio de la hija, que la visitaban con frecuencia, ella y la familia Sánchez que ocupaba las habitaciones y cocina de la planta baja, ocurriendo en varias ocasiones, que el olor de los guisos subían y provocaban que las hija de Doña Amparo le dijera a Mencía que era lo que producía tan buen olor, a lo que le contestaba que bajara con un plato y lo probaría como así hacía.
En el chalet también había un perro enorme, que tenía predilección por matar a los gatos lo que conseguía de forma muy rápida ya que los cogía por el cuello y traqueteaba quedando muerto en el momento, lo que le ocasionaba algunos problemas a Pepe, que a veces lo sacaba a pasear y que cuando veía un gato le costaba contenerlo, sin embargo, con los niños era un animal de lo más noble, pero claro cuando la comida comenzó a escasear lo que ocurrió al poco de vivir en el chalet preocupaba que el animal atacara a los niños.
La Señora Amparo, que algunas veces marchaba con su hija a pasar unos días en Castellón, tomo la decisión de marchar con ella de una forma casi definitiva, puesto que en Alicante cada vez era más difícil conseguir comida, por lo que el perro también pasaba dificultades, a lo que Pepe tomó, la decisión previa consulta con la Señora dejar al animal en algún lugar que no pasara necesidades, y no fuera un peligro para los niños, lo que hizo dejándolo en un cuartel de Elche a 28 Km. de Alicante, y habiendo hablado con un cabo, el que le dijo que no se preocupara puesto que allí podía comer de las sobras de la tropa.
Los domingos se desplazaba Pepe para conseguir comida a los pueblos próximo donde tenía dificultades puesto que el dinero no tenía valor, y lo que hacía era cambiar tabaco y aceite por carne huevos y otras cosas. Esto no era siempre posible, por lo que, en ocasiones, cuando los hortelanos no querían, se veía en la necesidad de cogerlos sin que los hortelanos se dieran cuenta de una forma u otra. El aceite lo conseguían poniéndose de acuerdo varios compañeros, que se desplazaban hasta Jaén, y se introducían en un vagón de mercancía, y le decían al maquinista, que antes de llegar a la estación aflojara la marcha, y poder bajarse con dicho producto unos dos kilómetros antes de la estación, puesto que había una vigilancia y le requisarían el aceite.
Se dio el caso por ejemplo de unos soldados que en cierta ocasión le detuvieron, para preguntarle que llevaba, y cuando vieron que eran naranjas le dijeron que tenía que vaciar el saco pero que si llevaba tabaco no sería necesario, a lo que Pepe le contestó que sí, y que le podía dejar un par de cigarrillos, puesto que todavía tenía que cambiar más cosas, dado que con las naranjas solas, no podían mantenerse la familia, a lo que los soldados accedieron y le indicaron por que camino tenía que irse sin que lo detuvieran otra patrulla que estaba por los alrededores. Así lo hizo Pepe, que además, llevaba el saco demasiado cargado para la distancia que tenía que recorrer hasta la estación, y que aunque a veces le entró ganas de vaciar parte de la carga, no lo hizo aunque si terminó agotado.
En otra ocasión estando desesperado puesto que el saco estaba vacío y la hora del tren se aproximaba encontrándose en Elche, y viendo que las palmeras estaban muy vigilada, preguntó a los ferroviarios que cuando estaban menos vigiladas, a lo que contestaron que después de la comida, por lo que Pepe decidió esperar por los alrededores cuando la vigilancia disminuyó, se introdujo bajo una de las palmeras más bajas, y con un cuchillo que llevaba siempre para utilizarlo en estos casos, comenzó a cortar una de la ramas de dátiles lo que le costó mucho trabajo, puesto que la calidad de las palmeras de estas tierras son conocidas, una vez conseguida la dejó caer hasta el suelo y a continuación bajó él, observando que no había nadie, procedió a cortar otra de las ramas, una vez las dos abajo, la introdujo en el saco y observando los alrededores y corriendo se dirigió a la vía y por ella hasta la estación donde cogió el tren sin ningún incidente.
Una vez en la casa colgó en el patio la rama, pero el perro (que el animal cuando esto ocurrió estaba todavía con ellos y con hambre), como para estar pendiente, y en cuanto un dátil maduro caía en el suelo más pronto saltaba sobre él y se lo comía por lo que hubo que poner una lona bajo la rama, al objeto de que los dátiles no llegaran al suelo y se lo comiera el perro antes que ellos.
La aviación Franquista bombardeaban la ciudad de Alicante con vuelos muy bajos, de tal forma que la ametralladora antiaérea que estaba instalada en el castillo que está en la parte alta de esta ciudad, no podía dispararles puesto que al volar tan bajo también le dispararía a la población.
Llegado el tiempo de regresar, una vez terminada la guerra, tuvo que avisar a la Señora y que la casa quedaría sola, por lo que debería volver y hacerse cargo de la misma. Entonces la Señora regreso a Alicante con su hija y el marido el cual era Presidente de la Diputación de Castellón de la Plana, el cual dio por escrito y a petición de Pepe un informe muy favorable para el caso de que fuera necesario como así fue puesto que el regreso también tuvo sus incidentes.
Al termino de la guerra a todos los ferroviarios que habían llegado huidos de distintas poblaciones los citaron en la estación de ferrocarriles donde los pusieron en fila y después de preguntar los nombres uno a uno y su procedencia (de los 20 que aproximadamente eran) les dijo el Capitán de un grupo de 6 soldados armados con fusiles que desde aquel momento en adelante tendrían que saludar como saludan los militares llevándose la mano derecha a la frente, “para que sepan ustedes como es exactamente, saludaré yo primero y después ustedes” entonces el Capitán hizo el saludo y dijo en voz alta: “viva Franco”, inmediatamente lo hicieron todos pero un hombre mayor lo hizo pero con el puño cerrado por lo que un soldado a indicación del Capitán, le dio con la culata en el pecho tirándolo hacia atrás al suelo. Cuando los más próximos a este hombre fueron a socorrerlo, el Capitán, mando estarse quietos a todos con la amenaza de fusilarlos a todos, que según el, eran lo que merecían y que a partir de ese momento tendrían que irse todos a sus puntos de procedencia a pie como habían llegado, lo cual no ocurrió en realidad, puesto que volvieron en el tren.
Este Capitán, antes de declararse la guerra estaba destinado en Málaga, y en cierta ocasión varios trabajadores en la calle Larios le dieron una paliza, le quitaron el revolver y lo dejaron en calzoncillos. De ahí el odio que sentía por los malagueños.
Como resultado de la huída, cuando regresaron a Málaga el día 9 de Abril de 1939 después de 2 años 2 meses y 3 días efectuando el regreso por Granada fue castigado con tres años sin aumento de sueldo y tres meses sin trabajo, aun con la carta de recomendación que traía de los Señores de Alicante.
Al llegar a Málaga se encontró Pepe con la desagradable sorpresa de dos hermanos de este mutilados de guerra uno con una pierna menos la derecha y otro con la mano lesionada permanente y varias costillas menos y otro en la cama con una enfermedad que se contagio en Marruecos y que le causo la muerte a los dos meses de estar en Málaga.
Así fue como terminó esta historia de tantas similares como se vivieron estos años.