Son muchos los hombres de mi edad que consideran
que
deberíamos nacer con fecha de caducidad.
La seguridad social nos mete en un saco colectivo y nos
niega medicamentos indispensables a nuestra edad. Por ejemplo, “Oftan Mácula”;
se trata de un fortalecedor ocular que a esta edad los oculistas (incluidos los
del seguro) nos exigen tomar bajo la amena de que “corre usted un riesgo cierto
de padecer cataratas”. O sea, lo que pretende ahorrar la seguridad social negándonos
este medicamento, se lo tendrá que gastar con creces operándonos de cataratas.
De la pensión, mejor no hablar. Llevan tres o cuatro años
sin subirla. Si hace cuatro años se había acostumbrado uno a vivir con la
miseria que nos pagan, ahora, con las subidas de los precios en cuatro años, se
convierte en IMPOSIBLE VIVIR CON UNA PENSIÓN MODESTA.
De la vivienda, ¿para qué mencionar que nadie nos quiere de
vecinos?, aunque uno sea más fuerte que uno de cincuenta y esté más sano que
muchos de treinta.
En cuanto al sexo… tabú.
Las relaciones son imposibles porque a la
dificultad de tomar contacto dominado por el escepticismo, se une la
incapacidad de pagar vida social un pensionista.
Tales son las dificultades vitales y la miseria a que la
sociedad nos condena...
que más valdría que se legalizara de una vez la EUTANASIA
VOLUNTARIA