Si les llaman “martiricos” será por algo. Del himno medieval que ha llegado hasta hoy y del mote, se deduce que eran niños o, todo lo más, adolescentes.
A nadie se le pudo ocurrir denominar “martiricoS” a un santo barbado y treintañero y a una opulenta matrona. Tuvieron que ser muy jóvenes o, acaso, niños, aunque de las circunstancias del “delito” por el que los sacrificaron se deduce que muy niños tampoco debían ser.
Yo me inclino a suponer de que eran adolescentes. Probablemente, muchachos rebeldes de clase alta, o no tendrían explicación las contemplaciones que el pretor del Municipio Flavio tuvo con ellos cuando se negaron a adorar a Juno.