Nunca me creí el prejuicio de que las guapas son tontas, que debió de
inventarlo alguna fea muy envidiosa.
Marilyn Monroe era una actriz prodigiosa. Llevó la actuación a su
intimidad y ella misma interpretó su personaje a marchamartillo. Impuntual,
insegura y tonta, fueron las improntas que siempre se le atribuyeron. Tengo
completa la colección de sus películas, donde no encuentro ningún fallo que me
haga dudar de su talento.
NUESTRA SARA MONTIEL fue también una buena actriz, cuya belleza irreal
eclipsaba su talento.
PERO ADEMÁS DE HERMOSA Y CAPAZ, FUE UN ESPÍRITU LIBRE, que se burló a
fondo de tantos inquisidores que le sacaron los colmillos.
Hace decenios que los mentideros de Madrid cuentan de ella anécdotas
improbables.
Su afición a las medias para filtrar los objetivos, su sabiduría
luminotécnica, su descaro frente a los directores y productores.
NADIE EN LA ESPAÑA DE LOS ÚLTIMOS 70 AÑOS HA INSPIRADO TANTAS LEYENDAS.
Creo que la leyenda de ella misma va a permanecer varias generaciones.
SARA MONTIEL PERVIVIRÁ PARA SATISFACCIÓN DE MUCHOS Y DESCONSUELO DE MALAGES,